Ahí existo yo. En ese minúsculo punto azul se encuentra concentrado todo mi mundo; lo que soy y todo lo que me define como ser humano. Captura mis emociones, me envuelve en las redes del amor, en mis roles que el destino ha puesto en mi camino y me enseña a través de su sabiduría a situarme en mi realidad cósmica.

Un minúsculo punto azul en la inmensidad del universo, es nuestro hogar. En el convergen la luz y la oscuridad de la humanidad; guarda con recelo toda nuestra bondad, generosidad, honestidad y esos grandes valores que nos definen como seres humanos capaces de las más grandes manifestaciones de amor en beneficio de los demás. También, con todo lo oscuro y negativo que podemos crear en contra de nosotros mismos .

Cuantas cosas ocurren en ese diminuto punto azul. Alberga guerras, donde poco importan los fines para alcanzar los propósitos. Conflictos creados por ambiciones desmedidas, donde los poderosos subyugan a los débiles. En el habitan todos los seres creados por Dios en todas sus manifestaciones. Como imaginar que siendo una minúscula partícula en esa inmensidad cósmica, allí dentro de ese punto hay mares, hermosos atardeceres y amaneceres que nos regalan una variada paleta de color y no tenemos que pagar por disfrutarlos. Una exuberante Naturaleza que nos brinda todas sus riquezas a cambio de respeto y protección.

Nuestro hogar reúne razas, credos, triunfos, fracasos, ilusiones y realidades que nos abofetean casi a diario cuando asomamos nuestra mirada al mundo; la pobreza de nuestros hermanos, la hambruna, las epidemias que están acabando con millones de seres indefensos. Todo eso ocurre en un puntito azul, apenas perceptible en la inmensidad cósmica.

Como quisiera poder pensar que todos estamos concientes de lo afortunados que somos, al formar parte del universo dentro de un pequeño punto azul que alberga una realidad que hasta este momento solo nos pertenece a nosotros.

Aunque la inmensidad cósmica se nos presente plagada de maravillas estelares nada puede compararse con el privilegio que tenemos todos los que habitamos dentro del diminuto punto, pues es el único donde hasta ahora han encontrado vida. Ese es nuestro planeta, nuestra Madre Tierra,…ella es nuestra partícula de polvo cósmico, perceptible en un candente rayo de sol en la inmensidad del Universo.

Hemos contribuido a dañarla lastimando nuestra capa de ozono, talado nuestros bosques, contaminando nuestras aguas; la basura a todos los niveles ha puesto un alerta. Ya nuestro planeta está gravemente herido; como fiera trata de defenderse de nuestro maltrato, devolviéndonos su furia en las inundaciones, los fuegos forestales, los huracanes, los tsunamis y terremotos. A la vez esto trae muerte, hambre, problemas sociales y económicos; arropa a toda una humanidad que se siente sacada de un sueño y la enfrenta a un futuro desesperanzador y sin marcha atrás.

Dejemos nuestra arrogancia y aceptemos que sin importa nuestra estrato social, cultural y económico, todos somos parte de un todo y somos los únicos afortunados hasta este momento que podemos contar con el hermoso planeta azul; lleno de vida y aunque diminuto en ese maravilloso universo, es el mas grande e importante o al menos así debe ser para cada uno de los que en el habitamos. No importa tu prestigio, no importa tu sangre azul; hasta el más humilde, todos necesitamos vivir y solo aquí podemos hacerlo.

Dejo esta reflexión como mensajera de que no olvidemos cuando observemos nuestro cielo en una noche estrellada, que ese punto apenas perceptible dentro de ese mar de estrellas, así nos vio un 14 de Febrero de 1990 una de las sondas, Voyager 2, tras dejar atrás a Neptuno .Antes de abandonar nuestro sistema solar se viró y tomó una fotografía de nuestro planeta, a 6,000 millones de kilómetros, donde aparecemos como un diminuto punto azul suspendida en el espacio.